La envenenadora de Melilla
Hoy hablaremos sobre el caso de Francisca Ballesteros, una madre que cometió actos horribles contra su propia familia motivada por sus intereses egoístas.
Descubriremos cómo una persona puede llegar a actuar de esta manera, las consecuencias de sus acciones y la importancia del papel de la justicia en la protección de las víctimas.
Francisca Ballesteros Maravilla nació en Valencia en 1969. Creció en un hogar tumultuoso junto a sus hermanos, donde las peleas parecían ser una constante. Al alcanzar la mayoría de edad, en 1987, decidió abandonar su hogar y casarse con Antonio González Barribino, quien era siete años mayor que ella y con quien mantenía una relación desde hacía un tiempo. Ese mismo año, su padre falleció a causa de un infarto de miocardio.
La pequeña padecía una alteración psíquica y sufría de episodios de epilepsia, cuidar de una hija con estos problemas resultó ser una responsabilidad que al parecer a Francisca le venía demasiado grande, como iremos viendo mas adelante. Finalmente, en 1992, nació Antonio.
Los años siguientes fueron difíciles para Francisca, ya que en 2001 su madre también falleció a causa de un infarto. La tragedia continuó golpeando a la familia, pues sus hermanos también murieron prematuramente.
La vida de Francisca transcurría de manera pausada, dedicada por completo al cuidado de sus hijos y a las tareas del hogar. Sin embargo, en los últimos tiempos, había descuidado su bienestar personal y anhelaba sentirse viva de nuevo. Con la ayuda de su hija Sandra, aprendió a utilizar el ordenador y, en poco tiempo, comenzó a interactuar con diversos hombres en línea, creando una identidad ficticia que no tenía relación con su vida real. En las salas de chat a las que solía frecuentar, se presentaba bajo el seudónimo de Paqui "La fogosa”.
Francisca, en efecto, cosechaba un éxito destacado en las salas de chat, entablando conversaciones de manera recurrente con tres hombres, a quienes les confesó ser viuda debido a que tanto su esposo como su hija habían perecido en un accidente automovilístico años atrás. Entre todos esos individuos con los que Paqui intercambiaba mensajes, existía uno en particular que despertaba en ella un interés único. Las charlas entre ellos se volvían cada vez más intensas, y aunque el encanto de Aventurero tinerfeño era innegable, no era el único compañero virtual que cautivaba a Paqui.
Durante el verano de 2003, el esposo e hijos de Francisca fueron hospitalizados a causa de una intoxicación. Ella atribuyó el incidente a la inhalación de gases provenientes de una fumigación en su hogar, pero curiosamente, Francisca no se vio afectada. A medida que avanzaba la investigación, se descubrió que ella había comenzado a envenenar a su familia con un medicamento llamado "Colme", compuesto por cianamida cálcica y utilizado para tratar el alcoholismo en adultos.
El 6 de octubre de 2003, Antonio, el esposo de Francisca, fue ingresado por última vez en el hospital de Melilla, sufriendo intensos dolores abdominales y vómitos con sangre. Fue llevado a la unidad de cuidados intensivos para recibir tratamiento. Después de que lograron estabilizar su estado de salud, Antonio fue dado de alta y regresó a su hogar. En aquella época, Francisca había decidido hacerse una reducción de estómago y se lo comunicó a su familia antes de partir hacia la clínica de Málaga, donde se sometería a diversas pruebas para prepararse para la intervención. Francisca se mostró como una madre y esposa abnegada al asegurarse de dejar el frigorífico repleto de tuppers para que su familia tuviera suficiente comida durante su tiempo fuera.
Sin embargo, en realidad, Paquita, la fogosa, tomó un avión con destino a Tenerife para encontrarse con su amante virtual, Cesáreo. Pasaron varios días juntos, entregándose a intensas sesiones de sexo y confesiones personales. Cesáreo, animado por sus sentimientos, decidió dar un paso más y le propuso matrimonio a Francisca, quien, sorprendentemente, aceptó de inmediato. Francisca explicó a Cesáreo, que la boda no podía llevarse a cabo de manera inmediata debido a ciertos asuntos pendientes que debían ser resueltos en Melilla antes de que pudiera mudarse con él a las islas de forma definitiva. Tras prometer regresar, Francisca volvió a Melilla con una mayor determinación para deshacerse de cualquier obstáculo que pudiera impedirle comenzar una nueva vida.
A partir de ese momento, la salud de Antonio se deteriora rápidamente. Francisca asume la responsabilidad de cuidarlo y le suministra sedantes y somníferos con la justificación de que esto mejorará su salud. A pesar de que Antonio cree que está tomando un suplemento vitamínico, su estado físico empeora cada día y queda completamente a merced de su esposa. Francisca se asegura de que ningún miembro de la familia de Antonio lo vea en su estado debilitado, con el pretexto de que necesita descansar. Incluso le niega la entrada al hermano de Antonio, que intentó visitarlo el día de Reyes.
Paqui tenía un gran talento para interpretar el papel de víctima. En el vecindario, se comentaba la mala suerte de su familia, que llevaba meses enferma. Se decía que la pobre Francisca estaba entregada por completo al cuidado de los suyos, y que no cualquiera podría aguantar aquella situación. Paqui se aseguraba de mantener esta imagen para ganar simpatía y compasión de los demás.
El 12 de enero del 2004, la salud de Antonio dice basta, y fallece debido a un fallo multiorgánico, la meta de Francisca está cada vez más cerca.
Después de la muerte de su esposo, Francisca se encargó de cuidar a sus dos hijos, Sandra de dieciséis años y Antonio de once. Sin embargo, cuatro meses después de la tragedia, ambos niños también enfermaron. Faltaron a la escuela durante varias semanas y Francisca explicó su ausencia como resultado de la tristeza por la pérdida de su esposo, resfriados persistentes o gastroenteritis.
A pesar de los intentos de las amigas de Sandra por visitarla, su madre siempre respondía que era mejor dejarla descansar y evitaba que pasaran. Paqui pensaba que tenía todo bajo control mientras se dividía entre cuidar a sus hijos y hablar por teléfono con Cesáreo, aunque su novio veía pasar los meses sin que pudieran acordar una fecha para la boda. Cansado de esperar y no ver interés real en su prometida, de dar el paso definitivo, decide terminar con esa relación que no va a ningún lado.
Francisca había sido una cliente leal de la carnicería de Juan durante varios años, a menudo comprando carne a crédito, especialmente después de la muerte de su esposo y la difícil situación financiera que su familia estaba atravesando. Sin embargo, Juan no tenía idea de lo que encontraría al dirigirse a la casa de Francisca para solicitar el pago de una deuda pendiente. Lo que se escondía detrás de esas cuatro paredes nadie podía imaginarlo.
Ante la sospecha de la posible implicación de Francisca en la muerte de su hija y la preocupante situación de su hijo, se ordenó la realización de una autopsia y la exhumación del cuerpo de su esposo, Antonio. La autopsia reveló la presencia de cianamida, una sustancia presente en el medicamento Colme, utilizado para tratar la dependencia del alcohol. Esto llevó a la detención de Francisca Ballesteros el 6 de junio de 2004.
Francisca González Ballesteros confesó haber envenenado a sus hijos con carbimida, zolpidem y otros sedantes para mantenerlos tranquilos y en silencio. También confesó el asesinato de su marido y de su primera hija en 1990, atribuyéndolo a una depresión postparto. Tras su confesión, ingresó en prisión preventiva el 9 de julio de 2004. Durante el registro de su hogar, se encontraron botellas de agua con carbimida en las habitaciones de los niños, una sustancia utilizada contra el alcoholismo pero desaconsejada para menores.
Después de plantear la idea de exhumar los cadáveres de sus padres y hermanos, finalmente se descartó debido a la dificultad para encontrar restos de los venenos tras tantos años. El juicio comenzó el 21 de septiembre de 2005, después de los exámenes pertinentes, se dictaminó que Francisca estaba en pleno uso de sus facultades mentales.”.
Durante el juicio, Francisca declaró que su intención era debilitarles el corazón a sus hijos y su marido para evitarles sufrimiento. Además, confesó que consideraba a su esposo y sus dos hijos como un "estorbo" para comenzar una nueva vida con un hombre que había conocido en línea.
Francisca Ballesteros Maravilla recibió una sentencia de 25 años de prisión por el asesinato premeditado y con circunstancias agravantes de su hija Sandra González Ballesteros; 20 años por el asesinato premeditado de su hija Florinda González Ballesteros; y otros 20 años por el asesinato premeditado de su esposo Antonio González Barrivino. También fue condenada a 19 años de prisión y a la inhabilitación para ejercer la patria potestad de su hijo Antonio González Ballesteros por su intento de asesinato premeditado con circunstancias agravantes y de parentesco.
Asimismo, se le impuso la obligación de compensar a su hijo Antonio con 180.000 euros por el fallecimiento de su hermana, 200.000 euros por el deceso de su padre, y 11.390 euros por los perjuicios y lesiones ocasionados a su hijo Antonio, los cuales precisaron un período de ocho meses de rehabilitación.
Conclusiones:
El caso de Francisca Ballesteros es un trágico ejemplo de cómo la falta de empatía, los intereses egoístas y las acciones violentas pueden llevar a una persona a destruir a su propia familia. La negligencia y el abuso hacia sus hijos son una clara señal de su falta de amor y de cuidado por los seres más vulnerables y necesitados de su protección. Este caso nos recuerda la importancia de la responsabilidad individual, la atención y el cuidado adecuado de los seres queridos, y la necesidad de tomar medidas legales para proteger a las víctimas y garantizar la justicia en casos como este.
Algunos libros sobre el caso de Francisca Ballesteros son:
- "La madre que mató a sus hijos" de José María Calleja.
- "El veneno en la piel" de Raúl Herrero.
- "La mujer que mató a sus hijos" de Alfonso Egea.
- "Madres que matan" de Eduardo Aguirre.
- "La madre tóxica" de Carlos Pérez Gimeno.
El caso de Francisca Ballesteros ha sido abordado en varios programas de televisión en España, como en el programa de investigación "Cuarto Milenio" y en el programa de sucesos "El Caso: Crónica de sucesos". También se ha mencionado en varios programas de noticias y magazines.
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